miércoles, 31 de marzo de 2010

CAPÍTULO 2

2. El cuento al microscopio. De Perrault a Grimm
A pesar de su publicación en 1697, “Caperucita roja”, el cuento atribuido a
Charles Perrault, forma parte de un volumen manuscrito titulado Contes de ma
Mère l’Oye, firmado por su hijo y realizado por el copista de Charles Perrault en
1695. Este volumen, que hoy se encuentra en la Morgan Pierpont Library de Nueva
York21, no es un manuscrito de trabajo, sino una copia de lujo dedicada a
Mademoiselle (Elisabeth Charlotte de Orléans, sobrina de Louis XIV, hija de su
hermano Philippe, duque de Orléans) la cual contiene una dedicatoria firmada por
P. P. (Pierre Perrault Darmancour), el hijo menor de Charles Perrault. Esta
dedicatoria comienza con la frase “No resultará extraño que un Niño haya
encontrado placer en componer los cuentos de este compendio”22 (Perrault-
Collinet, Contes: 127), pues Pierre tenía 17 años en 1695. Pierre añade que cada
relato se completa con una moraleja que permite a los lectores comprender el
sentido del texto: “Contienen todos ellos una moral muy sensata, y que se descubre
en mayor medida según el grado de penetración de aquellos que los escuchan“ 23
(Perrault-Collinet, Contes: 127).
Más adelante encontramos una descripción más precisa de dichos lectores:
[…] estos Cuentos dan una imagen de lo que pasa en las más humildes
familias, en donde la loable impaciencia de instruir a los niños hace
21 El manuscrito dejó Francia en 1953, pues su precio era demasiado elevado para los recursos de las
bibliotecas francesas. La Biblioteca Morgan publicó en 1956 un facsímil del manuscrito acompañado de una
introducción y estudio crítico.
22 « On ne trouvera pas étrange qu’un Enfant ait pris plaisir à composer les contes de ce recueil ».
23 «Ils renferment tous une Morale très sensée, et qui se découvre plus ou moins, selon le degré de pénétration
de ceux qui les écoutent ».
imaginar Historias desprovistas de razón para acomodarse a esos mismos
niños que todavía no la tienen; pero, ¿a quién conviene más conocer cómo
viven los Pueblos que a las Personas que el Cielo destina a conducirlos?24
(Perrault-Collinet, Contes: 127).
La copia manuscrita comprende, en este orden, los siguientes cinco relatos: “La
Bella durmiente”, “Caperucita roja”, “Barba Azul”, “El Gato con botas” y “Las
Hadas”.
En 1697 apareció la primera edición impresa del mismo libro, bajo el título
Historias o cuentos de antaño [Histoires ou contes du temps passé]. Firmado en esta
ocasión por P. Darmancour, el libro está nuevamente dedicado a la princesa y
contiene cambios menores pero significativos, que adquieren mayor relevancia
porque denotan el cambio de la tradición oral a la literatura escrita. Así, donde la
dedicatoria del manuscrito se refiere a “aquellos que los escuchan”, en el libro
encontramos “a aquellos que los leen”. Asimismo, desaparecen de los cuentos las
notas dirigidas a conducir la lectura en voz alta. Este libro contiene tres relatos
más en el siguiente orden: “La Bella durmiente”, “Caperucita roja”, “Barba Azul”,
“El Gato con botas”, “Las Hadas”, “Cenicienta”, “Riquete el del copete” y
“Pulgarcito”.
Por otro lado, “Caperucita roja” fue escrito de manera que pudiera leerse, al
menos, de dos maneras distintas. La primera lectura, literal y dirigida a un público
infantil, es la del relato que acaba en cuanto el lobo devora a Caperucita roja. La
24 « […] ces Contes donnent une image de ce qui se passe dans les moindres Familles, où la louable
impatience d’instruire les enfants fait imaginer des Histoires dépourvues de raison, pour s’accommoder à ces
mêmes enfants qui n’en ont pas encore; mais a qui convient-il mieux de connaître comment vivent les
Peuples, qu’aux Personnes que le Ciel destine à les conduire ? »
segunda lectura, en cambio, apela a un lector modelo adulto y cortesano que
comprenderá en la moraleja que la advertencia contra los lobos puede extenderse a
una advertencia contra los seductores que abusan de las jovencitas.
Tenemos pues una serie de cuentos que imitan los relatos de las familias del
más bajo estrato social (ergo, dirigidos a ese público), pero que a la vez están
pensados para crear explícitamente a su lector. Al hacer esto, su autor muestra un
alto grado de conciencia crítica y prueba que el hecho de que se produzcan lecturas
tan lejanas del texto como la del comercial no es fruto del azar. Como escribe
Umberto Eco casi tres siglos más tarde:
Un texto es un artificio tendido para producir su propio lector
modelo. El lector empírico es aquel que hace una conjetura sobre el tipo de
lector modelo que postula el texto. Esto no significa que el lector empírico es
aquel que hace suposiciones sobre las intenciones no del autor empírico,
sino del autor modelo. El autor modelo es aquel que, como estrategia
textual, tiende a producir un determinado lector modelo. Y es justamente en
este punto en el que coinciden la investigación sobre la intentio auctoris y la
investigación sobre la intentio operis. Coinciden, por lo menos, en el sentido
en que, el autor (modelo) y la obra (como coherencia del texto) son un punto
virtual al que mira la conjetura. Más que un parámetro a utilizar para
comprobar la validez de la interpretación, el texto es un objeto que
construye la interpretación en él. Intento circular de validarse en base a
aquello que construye. (Eco, El extraño caso intentio lectoris: 12).
Para crear activamente a su público, el narrador se divide en dos
perspectivas casi antagónicas, que corresponden además casi exactamente a dos
distintos tipos de discurso. En el cuento propiamente dicho, escrito en prosa, el
narrador busca imitar la forma tradicional de las narraciones orales, y se limita a
enunciar el texto, no hace comentarios directos sobre el contenido ni contradice la
historia. En la moraleja en verso, en cambio, el discurso y el contenido acercan el
relato a un contexto ideológico distinto, añadiendo información que permite al
lector interpretar la historia de una manera que el cuento por sí solo no
permitiría.25
El acercamiento que hay en la moraleja puede ser, en gran medida, lo que
permitió que este volumen de cuentos fuera atribuido posteriormente a Charles
Perrault –padre de Pierre, académico y funcionario de la corte– quien como hemos
visto, era autor, entre muchos otros textos, de tres versificaciones de relatos cortos
basados en cuentos populares y precedidos de un prólogo crítico.
A continuación presentamos el cuento completo, en la versión publicada
por Gallimard, editada y comentada por Jean-Pierre Collinet en 1981 (Perrault-
Collinet, Contes: 141-145 y Apéndice 1, versión 2, para la traducción)26:
(1)Le Petit Chaperon rouge
El nombre del cuento y de la niña alude a un tocado ya en desuso en la
época de Perrault, que usaban las mujeres de los burgueses, como se puede
constatar en los diccionarios de la época27. En la ilustración de la copia manuscrita
25 “Un narrador heterodiegético, o en tercera persona, puede hacer sentir su presencia en el acto mismo de la
narración; es decir, que si está ausente del universo diegético, no necesariamente lo está del discurso
narrativo” (Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, p.142). Así ocurre en el discurso doxal o gnómico,
por medio del cual el narrador emite juicios en el interior de un relato, como en este caso. Es necesario señalar
que este tipo de discurso de ninguna manera es privativo de la literatura escrita y también aparece en la
literatura de tradición oral.
26 En el apéndice 1versión 2, el cuento está divido y numerado de la misma forma para facilitar la lectura.
27 Dictionnaire de Furetière : Ancien habillement de teste, tant pour les hommes que pour les femmes[…] A
l’égard des femmes, le chaperon étoit une bande de velours qu’elles portaient sur leur bonnets; & c’étoit une
marque de bourgoisie. (Dictionnaire de Furetière : 365)
Dictionnaire de l'Académie française (1694): CHAPERON. s. m. Coiffure de teste autrefois commune aux
hommes & aux femmes. C'estoit un bonnet qui avoit un bourlet sur le haut & une queüe pendante sur les
espaules. Chaperon de drap, d'escarlatte. chaperon miparty de deux couleurs. il y a long-temps qu'on a quitté
vemos que se trata de un simple cuadrado de tela puesto sobre la cabeza de
manera que dos puntas caen sobre la frente. El diccionario de la academia señala
que lo usaban las mujeres que no eran “señoritas” [Demoiselles] lo que significaba
nobles, pero también solteras, lo que tal vez, forzando la interpretación, podría
verse como una caracterización del personaje, que sería castigado por acostarse con
el lobo.
(2) Il était une fois
La elección de esta fórmula, típica del cuento popular, nos introduce de
inmediato en el universo de la tradición oral.
(3) une petite fille de Village,
Aquí podría pensarse que se introduce el narrador heterodiegético,
expresando una perspectiva ideológica, al modificar la indeterminación espacio
temporal típica del cuento popular por medio del uso de la mayúscula para
« Village », que se transforma así en un nombre propio. Esta hipótesis se
confirmaría por la ausencia de mayúsculas con esta función en la copia manuscrita
de 1695. Sin embargo, podría argumentarse que en el siglo XVII no estaban fijadas
las reglas de uso de las mayúsculas. Pero el hecho de que así sea, si bien no permite
les chaperons. les Docteurs ont gardé le chaperon, mais ils le portent sur l'espaule. aux enterremens des
Grands, ceux qui font le deuil, portent de grands chaperons à longue queuë traisnante par derriere.
Chaperon. Bande de velours, de satin, de camelot, que les filles & les femmes qui n'estoient point
Demoiselles, attachoient sur leur teste, il n'y a pas encore long-temps. Chaperon estroit large. chaperon en
pointe. c'estoit une femme à chaperon. j'ay connu sa mere qui portoit le chaperon. toutes les Bourgeoises ont
quitté le chaperon. (Dictionnaire de l'Académie française : 168)
Collinet en sus notas al cuento (Perrault, Contes: 323) cita el diccionario de Richelet de 1680: « Coiffure de
velours, que les femmes des bons bourgeois portaient il y a environ quarante-cinq ou cinquante ans ».
Chaperon también aparece citado como un tocado honorario en diversas profesiones, así como para
denominar a una anciana que sirve de acompañante a las jovencitas (como en español).
afirmar que este cambio realizó de modo conciente, al menos habla de una
intención de uso que se manifestó en este texto concreto.
(4) la plus jolie qu’on eût su voir ;
El uso del pronombre “on” establece una relación de complicidad con el
lector, obligándolo a participar en la narración; por lo tanto, tiene una fuerte carga
ideológica. Si bien se considera que los relatos de tradición oral no incluyen la
primera persona en el relato, sí era común que se incluyera en el marco narrativo.28
(5) sa mère en était folle, et sa mère-grand plus folle encore. Cette
bonne femme lui fit faire un petit chaperon rouge, qui lui seyait si bien, que
partout on l’appelait le Petit chaperon rouge.
En el manuscrito, el nombre no aparece escrito así, sino como « le petit
Chaperon rouge » en la primera mención y en minúsculas en las subsecuentes,
como también aparece en el resto del texto de 1697. El empleo de la mayúscula en
la primera mención al personaje indica que existe una intención de usar el objeto
como nombre propio de la niña, intención que se repite en otras palabras como
« Village », « Forêt », etc. Sin embargo, por alguna razón, el autor ya no sigue
usando la mayúscula para el personaje principal, como sí lo hace con los demás
nombres.
(6) Un jour sa mère, ayant cuit et fait de galettes, lui dit : « Va voir
comme se porte ta mère-grand, car on m’a dit qu’elle était malade, porte-lui
une galette et ce petit pot de beurre. »
28 Cfr. Pisanty, Cómo se lee un cuento: 36-42.
« Cuire », según el diccionario de Furetière de 1690, se usaba en sentido
intransitivo para designar la acción de hornear pan en el horno comunal, por lo
que la frase equivale a decir que había cocido pan en el horno del pueblo y hecho
unos pastelillos. El término ya era un arcaísmo en la época de Perrault. « Galette »
designaba en la época, para Furetière, un pastelillo o torta cocido en las cenizas,
que se hacía para los niños y la servidumbre cuando se horneaba el pan, y para el
diccionario de la Academia de 1694 era una especie de pastelillo plano que se cuece
cuando se hace el pan (ambos términos también citados por Collinet en sus notas
en Perrault-Collinet, Contes: 324). Algunos editores corrigieron erróneamente la
frase, escribiendo en su lugar « ayant fait et cuit des galettes », lo cual, como fue
señalado, no es una simple inversión.29
(7) Le Petit chaperon rouge partit aussitôt pour aller chez sa mèregrand,
qui demeurait dans un autre Village. En passant dans un bois elle
rencontra compère le Loup, qui eût bien envie de la manger ; mais il n’osa à
cause de quelques Bûcherons qui étaient dans la Fôret.
Vemos que aquí el autor abandonó el uso de la mayúscula para referirse a la
niña. Ya La Fontaine había llamado « Compère le loup » al lobo en su fábula Le
Loup et le Renard (Nota de Collinet en Perrault-Collinet, Contes: 324). « Loup »,
« Bûcherons » y « Forêt », usados como nombres propios, tienen la misma función
que « Village », sin embargo, « Bûcherons » no está en mayúsculas en la primera
edición.
29 Soriano señala que la supresión de “cuire” en el sentido intransitivo ocurre desde 1742, aunque no
menciona directamente las ediciones que consultó (Soriano, Les Contes de Perrault: 16). En su bibliografía
aparecen 20 ediciones de los Cuentos publicadas entre 1742 y 1967 (Soriano, Les Contes de Perrault: 494).
(8) Il lui demanda où elle allait ; la pauvre enfant, qui ne savait pas
qu’il est dangereux de s’arrêter à écouter un Loup,
Interviene el narrador, sin ponerse en el lugar del personaje (en focalización
cero) con un comentario directo sobre el contenido de la historia.30
(9) lui dit : « Je vais voir ma Mère-grand, et lui porter une galette que
ma Mère lui envoie.
Esta es la primera vez en el texto que la abuela y la madre reciben su
apelativo familiar en la forma de nombres propios, acentuando el efecto creado por
los otros sustantivos así tratados como « Village », « Bûcherons » y « Fôret ».
(10)–Demeure-t-elle bien loin ? lui dit le Loup. –Oh ! oui, dit le Petit
chaperon rouge, c’est par delà le moulin que vous voyez là-bas, là-bas, à la
première maison du Village. –Hé bien, dit le Loup, je veux l’aller voir aussi ;
je m’y en vais par ce chemin ici et toi par ce chemin-là et nous verrons qui
plus tôt y sera. »
La expresión « ce chemin ici » está ya en desuso la época del cuento, por lo
que puede considerarse otro rasgo de estilo arcaizante (Nota de Collinet, Perrault-
Collinet, Contes: 324).
(11) Le Loup se mit à courir de toute sa force par le chemin qui était
le plus court, et la petite fille s’en alla par le chemin le plus long, s’amusant
à cueillir de noisettes, à courir après des papillons, et à faire des bouquets
des petites fleurs qu’elle rencontrait. Le Loup ne fut pas longtemps à arriver
à la maison de la Mère-grand ; il heurte : Toc-toc. « Qui est là ? —C’est votre
fille, le petit chaperon rouge (dit le Loup, en contrefaisant sa voix) qui vous
apporte une galette et un petit pot de beurre que ma mère vous envoie. »
30 “[…] en un relato en focalización cero, la perspectiva del narrador es autónoma y claramente identificable,
tanto por los juicios y opiniones que emite en su propia voz como por la libertad que tiene para dar la
información narrativa que él considere pertinente, en el momento que él juzgue el adecuado.” (Pimentel,
Relato en perspectiva: 98).
« Heurter », usado de manera absoluta (intransitiva), significaba en la época,
según Furetière, tocar a la puerta. El mismo diccionario registra la onomatopeya:
« quand on heurte a une porte on dit qu’on a ouï toc toc » (Nota de Collinet en
Perrault-Collinet, Contes:325). La onomatopeya también es un rasgo de la oralidad,
pues al contar el cuento, se puede hacer el sonido con los nudillos.
(12) La bonne Mère-grand, qui était dans son lit à cause qu’elle se
trouvait un peul mal,
Según el diccionario de Richelet de 1680, la expresión se refería en la época a
la mala salud (Nota de Collinet en Perrault-Collinet, Contes: 325).
(13) lui cria : « Tire la chevillette, la bobinette cherra. » Le Loup tira la
chevillette et la porte s’ouvrit.
« Cherra » es el futuro del verbo « choir » ya en desuso en el siglo XVII. La
expresión no se registra más que en este cuento (Nota de Collinet en Perrault-
Collinet, Contes: 325).
(14) Il se jeta sur la bonne femme et la dévora en moins de rien ; car il
y avait plus de trois jours qu’il n’avait mangé. Ensuite il ferma la porte, et
s’alla coucher dans le lit de la Mère-grand, en attendant le petit chaperon
rouge qui quelque temps après vint heurter à la porte. Toc-toc. « Qui est
là ? » Le petit chaperon rouge, qui entendit la grosse voix du Loup, eut peur
d’abord, mais croyant que sa Mère-grand était enrhumée, répondit : « C’est
votre fille le petit chaperon rouge, qui vous apporte une galette et un petit
pot de beurre que ma mère vous envoie. » Le Loup lui cria en adoucissant
un peu sa voix : « Tire la chevillette, la bobinette cherra. »
La repetición del diálogo entre el lobo y la abuela es un rasgo de la tradición
oral.
(15) Le petit Chaperon rouge tira la chevillette et la porte s’ouvrit. Le
loup, la voyant entrer, lui dit en se cachant dans le lit sous la couverture :
« Mets la galette et le petit pot de verre sur la huche, et viens te coucher avec
moi. » Le petit chaperon rouge se déshabille et va se mettre dans le lit, où
elle fut bien étonnée de voir comment sa Mère-grand était faite en son
déshabillé.
Esta frase es un guiño para todos los lectores, adultos e infantiles. Para los
niños, es una sorpresa que la abuela se transforme en un ser peludo por el hecho
de estar en camisón. Para los adultos, esta parte alude más bien a la sexualidad,
referencia se ve confirmada en la moraleja. Esta es la parte que muchas versiones
posteriores eliminaron, sobre todo la de los Grimm, que se cuidaron mucho de no
mostrar al lobo sin tapar ni a la niña en la cama con él.
(16) Elle lui dit : « Ma mère-grand, que vous avez des grands bras ! —C’est
pour mieux t’embrasser, ma fille. —Ma mère-grand, que vous avez des
grandes jambes ! —C’est pour mieux courir mon enfant. —Ma mère-grand,
que vous avez des grandes oreilles ! —C’est pour mieux écouter, mon
enfant. –Ma mère-grand, que vous avez des grands yeux ! —C’est pour
mieux voir, mon enfant ! —Ma mère-grand, que vous avez des grandes
dents ! —C’est pour te manger. »
En la copia manuscrita de 1695 hay una nota que indica que hay que decir
estas palabras con voz fuerte para asustar al niño.
(17) —Et en disant ces mots, ce méchant Loup se jeta sur le Petit
Chaperon rouge et la mangea.
MORALITÉ
On voit ici que de jeunes enfants,
Surtout de jeunes filles
Belles, bien faites et gentilles,
La palabra « gentille » se usaba en sentido burlesco según Richelet, y
cuando se hablaba en serio se empleaba « joli » (Nota de Collinet en Perrault-
Collinet, Contes: 325). Si bien la última frase era una descripción común en la
literatura medieval, también puede interpretarse en sentido irónico, sobre todo
porque las mujeres « bien faites » eran también las adúlteras de las nouvelles del
Renacimiento.
(18)Font très mal d’écouter toute sorte de gens,
Et que ce n’est pas chose étrange
S’il en tant que le loup mange.
Je dis le loup, car tous les loups
Ne sont pas de la même sorte ;
Il en est d’une humeur accorte,
Sans bruit, sans fiel et sans courroux,
Qui privés, complaisants et doux,
Richelet y Furetière afirman que « privé » era sinónimo de « apprivoisé »
[domesticado], usado para los animales. (Nota de Collinet en Perrault-Collinet,
Contes: 325).
(19) Suivent les jeunes Demoiselles
Jusque dans les maisons, jusque dans les ruelles ;
La « ruelle » tiene varios significados: era una callecita o callejón, pero
también el espacio que quedaba entre la cama y la pared. Según el diccionario de
Richelet (citado en la Nota de Collinet en Perrault-Collinet, Contes: 325), era la
habitación o departamento que usaban las damas para dormir. También era donde
las damas recibían sus visitas, en la cama o en asientos (los galanes se jactaban de
ser « gens de ruelles » [Furetière]). Por extensión, la palabra designaba las
reuniones y conversaciones cultas que se llevaban a cabo en casa de las damas31.
31 Dictionnaire de L'Académie française (1694): « Ruelle. s. f. Petite ruë. Il s'est sauvé par la ruelle.
Ruelle, signifie aussi, L'espace qu'on laisse entre un des costez du lit, & la muraille. Il n'y a pas assez de
ruelle. mettez ce fauteüil dans la ruelle.
Ruelle, se dit aussi quelquefois des Assemblées qui se font chez les Dames pour des conversations d'esprit.
Cet homme est bien receu dans toutes les ruelles. c'est un homme de ruelle, il brille dans les ruelles. les belles
ruelles. les ruelles delicates. les ruelles sçavantes, polies. (Dictionnaire de L'Académie française : 426)
Dictionnaire de Furetière: Ruelle : Dégagement d’une grande rue. […]
Ruelle, se dit aussi de l’espace qu’on laisse entre un lit & la muraille : ce lit a des ruelles de deux costés ; la
grande & la petite ruelle ; les devant & la ruelle ; on l’a fait coucher a la ruelle, au costé le moins
honnorable. On l’a fait coucher dans la ruelle.
(20) Mais hélas ! qui ne sait que ces Loups doucereux,
De tous les Loups sont les plus dangereux.
Toda la moraleja es un comentario directo del narrador sobre el contenido
de la historia:
[…] en un relato no focalizado, la perspectiva del narrador es independiente
de la de los personajes, en ocasiones es incluso antagónica. La
individualidad de su punto de vista se va conformando por los juicios y
opiniones que sobre los personajes exprese abiertamente (Pimentel, Relato en
perspectiva: 101).
La voz que habla en la moraleja se dirige al lector como alguien que conoce
el texto, puede abstraerlo y sacar de él una enseñanza, transformando, por ejemplo,
el sentido literal de la historia en una metáfora de la vida real, donde los lobos no
hablan, pero sí hay hombres como lobos que pueden aprovecharse de la buena fe
de las jovencitas.
El contenido de la moraleja se opone de esa forma al del relato en prosa, aun
si ya vimos que la parte dirigida a los niños también contiene una fuerte carga de
ironía:
Muchas veces, la alegría y el humor advierten que el autor no cree
más de lo necesario en su historia. Las moralejas en verso, que podemos
comparar con los epigramas galantes o cómicos superpuestos a los apólogos
esópicos en el Laberinto de Versalles, introducen una disonancia irónica o
toman una suerte de distancia del relato que las precede. (Estudio preliminar
de Collinet en Perrault-Collinet, Contes: 33). 32
Ruelle, se dit aussi des alcoves & des lieux parez ou les dames reçoivent leurs visites, soit dans le lit, soit sur
des sièges : les galants se piquent d’être gens de ruelles ».
32 « Maintes fois l’enjouement et l’humour avertissent que l’auteur ne croit pas plus qu’il ne faut à son
histoire. Les moralités en vers, qu’on peut comparer aux épigrammes galantes ou badines plaquées sur les
apologues ésopiques dans le Labyrinthe de Versailles, introduisent une dissonance ironique ou prennent une
sorte de distance avec le récit qui les précède. »
La introducción de un nivel de lectura diferente en la moraleja, hace que
existan prácticamente dos versiones distintas del cuento en el mismo texto y marca
con claridad que el uso y la reescritura son constantes en el género del cuento
popular desde su origen en la literatura.
Sin embargo, desde el cuento recién analizado hasta la historia del comercial
hay una distancia gigantesca. Después de analizar en detalle el cuento, podemos
observar que, si bien hay partes de éste que pueden ser vistas como referencias a la
sexualidad, la ecuación entre el rojo de la caperuza y el rojo de la sangre
menstrual, obvia en el comercial, en el cuento no aparece por ningún lado.
¿De dónde viene entonces esta transformación? Un repaso veloz por las
siguientes versiones publicadas y traducciones no explica tampoco el cambio
radical.
En 1729, Robert Samber publicó una traducción al inglés en donde la niña
adquiere un nombre propio y la moraleja desparece, cambios que difícilmente
podrían explicar las referencias a la menstruación (Pisanty, Cómo se lee un cuento:
124).
Hay otra versión norteamericana de 1796 y una traducción al alemán de
1790, en donde tampoco existen esas referencias. En 1800, Tieck transformó el
cuento en una tragedia que funciona como alegoría política, pero no hace
referencia al sexo (Pisanty, Cómo se lee un cuento: 125).
Finalmente, llegamos a la versión de los hermanos Grimm, publicada en
1812, que también proviene de la francesa. Respecto a la versión de 1697, la versión
de los Grimm contiene varios e importantes cambios. Pero ninguno de ellos hace
referencia a la sangre, la menstruación o el sexo. Por el contrario, intentan despojar
al cuento de cualquier posible referencia a la sexualidad como las que hemos leído
en el relato de Perrault.
Los cambios principales son: la madre de la niña le advierte que no debe
desviarse del camino; el lobo se viste de abuela antes de meterse a la cama, la niña
nunca se mete allí con el lobo y sólo puede verle las patas delanteras y la cara;
finalmente, el cuento adquiere un final feliz que se ha hecho el más popular y se
considera adecuado para el público infantil33. Este ha sido el único cambio
permanente respecto al texto de los Grimm. Así, “la versión de los Grimm suplanta
a la de Perrault y es adoptada por la mayor parte de las colecciones infantiles
desde 1812 hasta la Primera Guerra Mundial”. (Pisanty, Cómo se lee un cuento: 130)
En el siguiente capítulo examinaremos el origen de la transformación del
rojo de la caperuza en un símbolo de la menstruación.
33 De hecho, hay dos finales felices (ver Apéndice 1, versión 3), aunque los editores posteriores eliminaron
paulatinamente el segundo.

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